Para obtener información del mundo que rodea al hombre y comprenderlo, él hace uso del análisis, en este caso, aplicado a los individuos por medio de técnicas indispensables, como la observación, específicamente en el campo de la Orientación de la Conducta, puesto que explora comportamientos, por lo cual es un tema importante en el área de Conducta II como fundamento teórico y práctico en las Técnicas Conductuales a emplear por el orientador para modificar comportamientos no operativos.
Por lo tanto, se abordará detenidamente la temática de la observación, los principios básicos para realizarla y los elementos que la conforman, así como se estudiará la observación participante y la no participante, además de la observación estructurada y la no estructurada, para finalmente explicar cada uno de los instrumentos de registro utilizados en la técnica de la observación y llevar a cabo la aplicación de la misma de forma idónea.
La observación es una actividad del ser humano y además es un elemento fundamental para las investigaciones, asimismo permite observar los hechos tal cual como ocurren y sobre todo aquellos que al investigador le interesan y considera significativos. Se emplea básicamente para recolectar datos del comportamiento o conducta del sujeto o grupo de sujetos, hechos o fenómenos. Igualmente, Hurtado (2000) expresa:
La observación es la primera forma de contacto o de relación con los objetos que van a ser estudiados. Constituye un proceso de atención, recopilación y registro de información, para el cual el investigador se apoya en sus sentidos (vista, oído, olfato, tacto, sentidos kinestésicos, y cenestésicos), para estar al pendiente de los sucesos y analizar los eventos ocurrentes en una visión global, en todo un contexto natural. De este modo la observación no se limita al uso de la vista. (s/p).
Por ende, observar consiste en examinar detenidamente, ya que es la actividad humana que consiste en fijar la atención en ciertos fenómenos para analizarlos en profundidad y constituye el método básico para obtener información acerca del mundo que nos rodea.
En tal sentido, la observación conductual consiste, como su propio nombre indica, en observar conductas (comportamientos) y se trata del método o técnica ideal de evaluación de competencias. Para ser puesta en práctica a cabalidad debe cumplir con algunos principios como tener un propósito específico; ser planeada cuidadosa y sistemáticamente; llevar por escrito un control cuidadoso de la misma; especificar su duración y frecuencia; y seguir los principios básicos de confiabilidad y validez.
Del mismo modo, la observación presenta unos elementos indispensables como el sujeto u observador, en el que se incluyen los factores sociológicos y los culturales, además de las experiencias específicas del investigador; el objeto de la observación, que es la realidad, pero en donde se han introducido procedimientos de selección y de discriminación, para separarlo de otras sensaciones; las circunstancias de la observación, que son las condiciones concretas que rodean al hecho de observar y que terminan por formar parte de la propia observación; los medios de la observación, que son los sentidos y los instrumentos desarrollados por los seres humanos para extender los sentidos o inventar nuevas formas y campos para la observación; y el cuerpo de conocimientos, que es el conjunto de saberes debidamente estructurados en campos científicos que permiten que haya una observación y que los resultados de esta se integren a un cuerpo más amplio de conocimientos.
En consecuencia, a partir de allí surgen las diferentes técnicas, como lo es la observación participante, la cual según Rincón (1995): “Está determinada por el hecho de que el observador participa de manera activa dentro del grupo que se está estudiando y se identifica con él de tal manera que el grupo lo considera uno más de sus miembros.” Es decir, el observador tiene una participación tanto externa, en cuanto a actividades, como interna, en cuanto a sentimientos e inquietudes. Igualmente, la observación participante es una de las técnicas privilegiadas por la investigación cualitativa y consiste, en esencia, en la observación del contexto desde la participación del propio investigador. Suele alargarse en el tiempo y no se realiza desde matrices o códigos estructurados previamente, sino más bien desde la inmersión en el contexto.
Este tipo de observación proporciona descripciones de los acontecimientos, las personas y las interacciones que se observan, pero también, la vivencia, la experiencia y la sensación de la propia persona que observa.
Sin embargo presente unos puntos cruciales como la entrada en el campo y la negociación del propio rol del observador, el establecimiento de relaciones en el contexto que se observa, la identificación de informantes claves, las estrategias de obtención de información y ampliación de conocimiento, y el aprendizaje del lenguaje usado en el contexto que se observa. Debido a esto, la observación es participante cuando para obtener los datos el investigador se incluye en el grupo, hecho o fenómeno observado, para conseguir la información "desde adentro", recogiendo información numerosa, directa, rica, profunda y compleja; tratando de conocer los significados y sentidos que otorgan los individuos a sus acciones y prácticas, para de ésta forma, influir en la vida del grupo.
Atendiendo a lo planteado, el objetivo fundamental de la técnica de observación participante es la descripción de grupos sociales y escenas culturales mediante la vivencia de las experiencias de las personas implicadas en un grupo o institución, con el fin de captar cómo definen su propia realidad y los constructos que organizan su mundo. Así, la observación directa de eventos relevantes ha de realizarse durante la interacción social en el escenario con los sujetos del estudio, unida a entrevistas formales e informales, registros sistemáticos, recogida de documentos y materiales, de forma flexible según la dirección que tome el estudio.
Por otra parte, se encuentra la observación no participante, en la cual se recoge la información desde afuera, sin intervenir para nada en el grupo social, hecho o fenómeno investigado. En este tipo de observación el investigador no participa de manera activa dentro del grupo que observa, sólo se limita a mirar y a tomar notas sin relacionarse con los miembros del grupo. Al contrastar, la observación participante puede dar una idea más clara acerca de lo que sucede dentro de un grupo, puesto que si los sujetos ven al observador como un miembro más del grupo se comportarán normalmente. En cambio, aplicando la observación no participante, probablemente no se comportarán normalmente.
Por otro lado, es probable que el investigador, al no participar en la vida del grupo observado, pueda mantener más fácilmente su objetividad.
En relación a esto, el investigador no forma parte del grupo a estudiar, no participa ni modifica, la presencia de éste es desconocida por el grupo o por algunos de sus miembros, así como también trata de no dejarse afectar por las percepciones de las personas a quienes observa. Se trata de una observación con propósitos definidos, ya que el investigador se vale de ella para obtener información y datos sin participar en los acontecimientos de la vida del grupo que estudia, permaneciendo ajeno al mismo.
Con respecto a la observación estructurada, según Iñiguez y Vitores (2004): “Es la que recurre a los instrumentos para la recopilación de datos o hechos observados, es decir, establece de antemano los aspectos que se han de estudiar.” Osea que el investigador tiene un plan referente a qué variables debe observar y por tanto qué tipos de datos deben ser recolectados. Entonces, se realiza cuando el problema se ha definido claramente y permite un estudio preciso de los patrones de comportamiento que quieren observar y medir.
Por tal razón, es la que se realiza con la ayuda de elementos técnicos apropiados, por lo cual se le denomina también observación sistemática. También, es aquella que se lleva a cabo cuando se pretende probar una hipótesis, o cuando se quiere hacer una descripción sistemática de algún fenómeno.
Los métodos de observación estructurada imponen una serie de limitantes al observador, con el propósito de incrementar su precisión y objetividad, y a fin de obtener una representación adecuada del fenómeno de interés. La recolección de datos suele realizar con herramientas diseñadas para registrar la ocurrencia o frecuencia de comportamientos o eventos y sus características, mediante las que el observador califica los fenómenos con base en una escala de clasificación en una serie de dimensiones, por lo cual no es indispensable la incorporación del investigador a la vida del grupo, motivo de observación para obtener la información necesaria.
Seguidamente, se encuentra la observación no estructurada, en la cual el investigador no tiene un esquema o plan premeditado referente a qué variables debe observar con mayor énfasis; y recoge todo tipo de información sin discriminar si tiene o no un carácter relevante para el análisis del problema de investigación. Aquí el investigador participa en algún grado de la vida del grupo que origina el hecho o fenómeno social motivo de observación.
A su vez, es llamada también simple o libre, puesto que se realiza sin la ayuda de elementos técnicos especiales y generalmente se lleva a cabo en un estudio piloto, cuando no se conoce muy bien la muestra que se va a estudiar. Los métodos de observación varían según su estructura, pudiéndose emplear el procedimiento de la “observación participante” en la que el investigador actúa como observador y se familiariza con el lugar para posteriormente volverse participante activo, desarrollar un plan de muestreo de eventos y seleccionar las posiciones para llevar a cabo la observación. Asimismo, la observación no estructurada generalmente se utiliza como una técnica de recolección de datos para estudios exploratorios que permiten definir con más precisión el problema, las hipótesis y variables a investigar.
Como resultado de los diversos tipos de observación, se deben tomar en cuenta los instrumentos de registro como lo son: la listas de cotejo, que marcan la ocurrencia o no ocurrencia de las conductas del individuo; la cartilla de participación, la cual registra las actividades que realiza el sujeto; la escala de calificación, que combina las anteriores y agrega una ponderación según el comportamiento observado; el cuestionario, el cual plantea un formulario con interrogantes que requieren de respuestas breves para conocer actitudes ante determinado tema; la entrevista, que es una conversación directa para favorecer la expresión de ideas; el inventario, el cual constituye un auto-informe sobre rasgos de personalidad, intereses, actitudes y problemas que afectan al individuo en la observación; el registro anecdótico, que es una descripción escrita de un incidente en la conducta de un individuo o en el trascurso de un proceso de forma objetiva; y la guía de observación, la cual consiste en un instrumento detallado de lo que se desea observar y la forma o condición en que se hará.
En conclusión, el papel de la observación como técnica conductual es fundamental, puesto que permite al orientador asumir el rol de observador con todas las personas que requieran y necesiten de su asistencia, permitiéndole adecuarse al tipo de observación que considere más adecuado para tratar a sus orientados, en consonancia con el objetivo primordial del área de la conducta, el cual es modificar esos comportamientos no operativos y lograr que las personas los cambien hacia pensamientos, actitudes y conductas adaptativas consigo mismo y con su entorno (familia, trabajo, amistades), generando así el propósito de la técnica conductual en pro de una mejor calidad de vida de los individuos que ameriten orientación.
Referencias
- AGUIRRE, A. (1995). Etnografía. Metodología Cualitativa en la Investigación Socio-Cultural. Barcelona. Editorial Boixareu.
- BISQUERRA, R. (2005). Marco Conceptual de la Orientación Psicopedagógica. Revista Mexicana de Orientación Educativa N° 6. 2da Época. Vol. III
- HURTADO, J. (2000). Metodología de la Investigación Holística. 3era Edición. Caracas. Editorial Sypal.
- IÑIGUEZ, L., VITORES, A. (2004). Curso de Investigación Cualitativa: Fundamentos, técnicas y métodos.
- RINCÓN, D. (1995). Técnicas de Investigación Social. Madrid. Editorial Dykinson.
Autores:
Cascio, Francisco
franciscocascio@cantv.net
Urbina, Maira