27 diciembre 2011

La Observación Conductual

Para obtener información del mundo que rodea al hombre y comprenderlo, él hace uso del análisis, en este caso, aplicado a los individuos por medio de técnicas indispensables, como la observación, específicamente en el campo de la Orientación de la Conducta, puesto que explora comportamientos, por lo cual es un tema importante en el área de Conducta II como fundamento teórico y práctico en las Técnicas Conductuales a emplear por el orientador para modificar comportamientos no operativos.


Por lo tanto, se abordará detenidamente la temática de la observación, los principios básicos para realizarla y los elementos que la conforman, así como se estudiará la observación participante y la no participante, además de la observación estructurada y la no estructurada, para finalmente explicar cada uno de los instrumentos de registro utilizados en la técnica de la observación y llevar a cabo la aplicación de la misma de forma idónea.

La observación es una actividad del ser humano y además es un elemento fundamental para las investigaciones, asimismo permite observar los hechos tal cual como ocurren y sobre todo aquellos que al investigador le interesan y considera significativos. Se emplea básicamente para recolectar datos del comportamiento o conducta del sujeto o grupo de sujetos, hechos o fenómenos. Igualmente, Hurtado (2000) expresa:

La observación es la primera forma de contacto o de relación con los objetos que van a ser estudiados. Constituye un proceso de atención, recopilación y registro de información, para el cual el investigador se apoya en sus sentidos (vista, oído, olfato, tacto, sentidos kinestésicos, y cenestésicos), para estar al pendiente de los sucesos y analizar los eventos ocurrentes en una visión global, en todo un contexto natural. De este modo la observación no se limita al uso de la vista. (s/p).

Por ende, observar consiste en examinar detenidamente, ya que es la actividad humana que consiste en fijar la atención en ciertos fenómenos para analizarlos en profundidad y constituye el método básico para obtener información acerca del mundo que nos rodea.

En tal sentido, la observación conductual consiste, como su propio nombre indica, en observar conductas (comportamientos) y se trata del método o técnica ideal de evaluación de competencias. Para ser puesta en práctica a cabalidad debe cumplir con algunos principios como tener un propósito específico; ser planeada cuidadosa y sistemáticamente; llevar por escrito un control cuidadoso de la misma; especificar su duración y frecuencia; y seguir los principios básicos de confiabilidad y validez.

Del mismo modo, la observación presenta unos elementos indispensables como el sujeto u observador, en el que se incluyen los factores sociológicos y los culturales, además de las experiencias específicas del investigador; el objeto de la observación, que es la realidad, pero en donde se han introducido procedimientos de selección y de discriminación, para separarlo de otras sensaciones; las circunstancias de la observación, que son las condiciones concretas que rodean al hecho de observar y que terminan por formar parte de la propia observación; los medios de la observación, que son los sentidos y los instrumentos desarrollados por los seres humanos para extender los sentidos o inventar nuevas formas y campos para la observación; y el cuerpo de conocimientos, que es el conjunto de saberes debidamente estructurados en campos científicos que permiten que haya una observación y que los resultados de esta se integren a un cuerpo más amplio de conocimientos.

En consecuencia, a partir de allí surgen las diferentes técnicas, como lo es la observación participante, la cual según Rincón (1995): “Está determinada por el hecho de que el observador participa de manera activa dentro del grupo que se está estudiando y se identifica con él de tal manera que el grupo lo considera uno más de sus miembros.” Es decir, el observador tiene una participación tanto externa, en cuanto a actividades, como interna, en cuanto a sentimientos e inquietudes. Igualmente, la observación participante es una de las técnicas privilegiadas por la investigación cualitativa y consiste, en esencia, en la observación del contexto desde la participación del propio investigador. Suele alargarse en el tiempo y no se realiza desde matrices o códigos estructurados previamente, sino más bien desde la inmersión en el contexto.

Este tipo de observación proporciona descripciones de los acontecimientos, las personas y las interacciones que se observan, pero también, la vivencia, la experiencia y la sensación de la propia persona que observa.

Sin embargo presente unos puntos cruciales como la entrada en el campo y la negociación del propio rol del observador, el establecimiento de relaciones en el contexto que se observa, la identificación de informantes claves, las estrategias de obtención de información y ampliación de conocimiento, y el aprendizaje del lenguaje usado en el contexto que se observa. Debido a esto, la observación es participante cuando para obtener los datos el investigador se incluye en el grupo, hecho o fenómeno observado, para conseguir la información "desde adentro", recogiendo información numerosa, directa, rica, profunda y compleja; tratando de conocer los significados y sentidos que otorgan los individuos a sus acciones y prácticas, para de ésta forma, influir en la vida del grupo.

Atendiendo a lo planteado, el objetivo fundamental de la técnica de observación participante es la descripción de grupos sociales y escenas culturales mediante la vivencia de las experiencias de las personas implicadas en un grupo o institución, con el fin de captar cómo definen su propia realidad y los constructos que organizan su mundo. Así, la observación directa de eventos relevantes ha de realizarse durante la interacción social en el escenario con los sujetos del estudio, unida a entrevistas formales e informales, registros sistemáticos, recogida de documentos y materiales, de forma flexible según la dirección que tome el estudio.

Por otra parte, se encuentra la observación no participante, en la cual se recoge la información desde afuera, sin intervenir para nada en el grupo social, hecho o fenómeno investigado. En este tipo de observación el investigador no participa de manera activa dentro del grupo que observa, sólo se limita a mirar y a tomar notas sin relacionarse con los miembros del grupo. Al contrastar, la observación participante puede dar una idea más clara acerca de lo que sucede dentro de un grupo, puesto que si los sujetos ven al observador como un miembro más del grupo se comportarán normalmente. En cambio, aplicando la observación no participante, probablemente no se comportarán normalmente.

Por otro lado, es probable que el investigador, al no participar en la vida del grupo observado, pueda mantener más fácilmente su objetividad.

En relación a esto, el investigador no forma parte del grupo a estudiar, no participa ni modifica, la presencia de éste es desconocida por el grupo o por algunos de sus miembros, así como también trata de no dejarse afectar por las percepciones de las personas a quienes observa. Se trata de una observación con propósitos definidos, ya que el investigador se vale de ella para obtener información y datos sin participar en los acontecimientos de la vida del grupo que estudia, permaneciendo ajeno al mismo.

Con respecto a la observación estructurada, según Iñiguez y Vitores (2004): “Es la que recurre a los instrumentos para la recopilación de datos o hechos observados, es decir, establece de antemano los aspectos que se han de estudiar.” Osea que el investigador tiene un plan referente a qué variables debe observar y por tanto qué tipos de datos deben ser recolectados. Entonces, se realiza cuando el problema se ha definido claramente y permite un estudio preciso de los patrones de comportamiento que quieren observar y medir.

Por tal razón, es la que se realiza con la ayuda de elementos técnicos apropiados, por lo cual se le denomina también observación sistemática. También, es aquella que se lleva a cabo cuando se pretende probar una hipótesis, o cuando se quiere hacer una descripción sistemática de algún fenómeno.

Los métodos de observación estructurada imponen una serie de limitantes al observador, con el propósito de incrementar su precisión y objetividad, y a fin de obtener una representación adecuada del fenómeno de interés. La recolección de datos suele realizar con herramientas diseñadas para registrar la ocurrencia o frecuencia de comportamientos o eventos y sus características, mediante las que el observador califica los fenómenos con base en una escala de clasificación en una serie de dimensiones, por lo cual no es indispensable la incorporación del investigador a la vida del grupo, motivo de observación para obtener la información necesaria.

Seguidamente, se encuentra la observación no estructurada, en la cual el investigador no tiene un esquema o plan premeditado referente a qué variables debe observar con mayor énfasis; y recoge todo tipo de información sin discriminar si tiene o no un carácter relevante para el análisis del problema de investigación. Aquí el investigador participa en algún grado de la vida del grupo que origina el hecho o fenómeno social motivo de observación.

A su vez, es llamada también simple o libre, puesto que se realiza sin la ayuda de elementos técnicos especiales y generalmente se lleva a cabo en un estudio piloto, cuando no se conoce muy bien la muestra que se va a estudiar. Los métodos de observación varían según su estructura, pudiéndose emplear el procedimiento de la “observación participante” en la que el investigador actúa como observador y se familiariza con el lugar para posteriormente volverse participante activo, desarrollar un plan de muestreo de eventos y seleccionar las posiciones para llevar a cabo la observación. Asimismo, la observación no estructurada generalmente se utiliza como una técnica de recolección de datos para estudios exploratorios que permiten definir con más precisión el problema, las hipótesis y variables a investigar.

Como resultado de los diversos tipos de observación, se deben tomar en cuenta los instrumentos de registro como lo son: la listas de cotejo, que marcan la ocurrencia o no ocurrencia de las conductas del individuo; la cartilla de participación, la cual registra las actividades que realiza el sujeto; la escala de calificación, que combina las anteriores y agrega una ponderación según el comportamiento observado; el cuestionario, el cual plantea un formulario con interrogantes que requieren de respuestas breves para conocer actitudes ante determinado tema; la entrevista, que es una conversación directa para favorecer la expresión de ideas; el inventario, el cual constituye un auto-informe sobre rasgos de personalidad, intereses, actitudes y problemas que afectan al individuo en la observación; el registro anecdótico, que es una descripción escrita de un incidente en la conducta de un individuo o en el trascurso de un proceso de forma objetiva; y la guía de observación, la cual consiste en un instrumento detallado de lo que se desea observar y la forma o condición en que se hará.

En conclusión, el papel de la observación como técnica conductual es fundamental, puesto que permite al orientador asumir el rol de observador con todas las personas que requieran y necesiten de su asistencia, permitiéndole adecuarse al tipo de observación que considere más adecuado para tratar a sus orientados, en consonancia con el objetivo primordial del área de la conducta, el cual es modificar esos comportamientos no operativos y lograr que las personas los cambien hacia pensamientos, actitudes y conductas adaptativas consigo mismo y con su entorno (familia, trabajo, amistades), generando así el propósito de la técnica conductual en pro de una mejor calidad de vida de los individuos que ameriten orientación.



Referencias

- AGUIRRE, A. (1995). Etnografía. Metodología Cualitativa en la Investigación Socio-Cultural. Barcelona. Editorial Boixareu.

- BISQUERRA, R. (2005). Marco Conceptual de la Orientación Psicopedagógica. Revista Mexicana de Orientación Educativa N° 6. 2da Época. Vol. III

- HURTADO, J. (2000). Metodología de la Investigación Holística. 3era Edición. Caracas. Editorial Sypal.

- IÑIGUEZ, L., VITORES, A. (2004). Curso de Investigación Cualitativa: Fundamentos, técnicas y métodos.

- RINCÓN, D. (1995). Técnicas de Investigación Social. Madrid. Editorial Dykinson.


Autores:

Cascio, Francisco

franciscocascio@cantv.net

Urbina, Maira

26 diciembre 2011

Modelo Cognitivo - Conductual y Terapia Racional Emotiva

El propósito del presente ensayo es conocer y reforzar  las técnicas de modificación de la conducta, dentro de las cuales se encuentran el Modelo Cognitivo Conductual de  Aaron Beck, así como la Terapia Racional Emotiva Conductual (TREC) de Albet Ellis.  Igualmente,  se pretende en el área de Conducta I del CIPPSV, explorar materiales de apoyo y bibliografía recomendada para comprender a cabalidad  los temas mencionados y aplicarlos de forma operativa, ya que se busca que los individuos que solicitan asistencia, reduzcan la tendencia de culparse a sí mismos y a otros por lo que le sale mal en la vida. Del mismo modo, se abordarán las diferentes  Distorsiones Cognitivas a fin de extinguir los posibles errores en el procesamiento de información y ayudar a encontrar soluciones acertadas que los pacientes no hayan percibido.

      Para comenzar, Aaron Beck entre 1967 y 1976 observó que en los trastornos emocionales, la estructura de las experiencias de los individuos determinan sus sentimientos y conductas. Este concepto de estructura cognitiva suele recibir otros nombres como el de “Esquema Cognitivo” y en el ámbito clínico el de “Supuestos Personales”, los cuales equivalen a creencias irracionales según su concepción.

 Estas asunciones  son adquiridas en etapas tempranas de la vida y permanecen a nivel no consciente, activándose posteriormente por diversos eventos para generar determinadas interpretaciones subjetivas de los hechos que suelen ser distorsionadas, originando a su vez problemas emocionales, conductuales y relacionales.

 La detección por el propio sujeto de sus distorsiones cognitivas, sus efectos, el aprendizaje de su modificación y los supuestos que la sustentan, constituye el Modelo Cognitivo.

     Asimismo, ante una determinada situación o estímulo, cada persona realiza una respuesta o reacción, la cual está mediada por el proceso de significación o evaluación, con base en los objetivos, deseos y metas de cada uno. Dichos procesos están basados en la estructura cognitiva de cada persona, como  los esquemas que son el resultado de las predisposiciones genéticas junto a las vivencias de un individuo, las cuales generan algún tipo de aprendizaje. Según Camerini (2004): “En el Modelo Cognitivo Conductual, las hipótesis de trabajo se basan en que los patrones de pensamientos distorsionados o conceptualmente erróneos, ejercen un efecto adverso sobre las diferentes emociones, conductas y modos de funcionamiento conductuales.” (s/p). Por lo tanto, la labor del Modelo Cognitivo es modificar dichas estructuras, junto a los significados y evaluaciones para así cambiar las respuestas generadas.

     En el mismo orden, el Modelo Cognitivo Conductual se caracteriza por ser breve, se centra en el presente, en la problemática planteada y en su solución, hace prevención hacia futuros trastornos. A su vez, debe ser un trabajo compartido entre el orientador y el paciente, estableciendo metas y objetivos a cumplir para que los consultantes logren manejarse de mejor forma en su vida cotidiana. Cabe destacar que Aaron Beck, propuso un diálogo socrático (mayéutica), utilizando preguntas abiertas al orientado, con el objetivo de que reflexione sobre sus asuntos y llegue a sus propias conclusiones, confrontándolo así con sus creencias erradas, las cuales interfieren en los procesos cognitivos. Por ende, se utilizan los pensamientos automáticos o esquemas para introducir la idea de su reestructuración.

     Algunas técnicas empleadas en el Modelo Cognitivo Conductual es retar al individuo a presentar y mantener evidencia de sus pensamientos y explorar las distorsiones cognitivas; la Meditación y la Relajación para minimizar la ansiedad, concentrándose en estímulos externos o internos positivos; la Desensibilización Sistemática que expone a la persona en forma gradual a estímulos que producen ansiedad; el Modelaje  Cognitivo, en el cual el orientado ejecuta la tarea deseada para que sirva de ejemplo al consultante; la Restructuración Cognitiva que enseña a reemplazar pensamientos negativos por positivos. Por tal razón, toda terapia implica la modificación de las estructuras de un individuo en cuanto a sus respuestas emotivas y conductuales en sus experiencias diarias.  

     Por otra parte, Albert Ellis en 1956 inicia la Terapia Racional Emotiva Conductual (TREC), la cual según Kazdin (1998):



     Se basa en la opinión de que los problemas psicológicos surgen de patrones de pensamiento falsos o irracionales, estos patrones se hacen evidentes en las autoverbalizaciones que la gente se hace, es decir, las cosas que la gente se dice a sí misma. (p. 304). 

         

 Por tanto, esto surge de las suposiciones que la gente tiene del mundo y de los eventos que les acontecen, puesto que ante éstos, los individuos tienen pensamientos implícitos que conducen a emociones (enojo, disgusto) y conductas (vergüenza, suicidio). Por ello, el propósito de la Terapia Racional Emotiva es examinar las autoverbalizaciones que se hacen las personas, como desafiarlas, señalar su irracionalidad y sustituirlas por autoverbalizaciones adaptativas.

      Cabe destacar que Albert Ellis considera que el núcleo de su teoría está representada por una frase atribuida al filósofo estoico griego Epícteto: “Las personas no se alteran por los hechos, sino por lo que piensan acerca de los hechos”. La estrategia fundamental es enfrentar lógicamente al sujeto con las creencias que le originan un estado emocional inadecuado que crean comportamientos desadaptados. La Terapia Racional Emotiva Conductual se desarrolla en el modelo A B C D E, que se explica de la siguiente forma:

     A: Representa cierta situación/estímulo real a la que el sujeto se enfrenta.

     B: Indica la manera cognoscitiva como el sujeto responde. Las creencias    racionales o irracionales.

     C: Simboliza las consecuencias emocionales o las reacciones como resultado de B.

     D: Implica la confrontación terapéutica, el debate de los pensamientos irracionales.

     E: Representa los cambios emocionales y conductuales o la nueva forma de pensar y comportarse ante la adquisición de nuevas creencias.

     En el mismo orden de ideas, la Terapia Racional Emotiva Conductual (TREC) está basada en el supuesto de que el ser humano nace con un potencial racional (saludable, lógico y constructivo), así como irracional (dañino, absolutista y destructivo) en el pensamiento, las conductas y los sentimientos. A su vez, las personas tienen una predisposición a la autopreservación, a la felicidad, al amor, a comunicarse con otros y crecer, pero también a la autodestrucción, a cometer errores y a la intolerancia. Por lo tanto, la TREC intenta ayudar a los individuos a aceptarse como seres humanos que seguirán cometiendo errores y a la misma vez, que puedan vivir en paz con ellos mismos.

Según Ellis (1978):



     La TREC puede ser utilizada para ayudar a que los pacientes superen sus sentimientos y conductas inapropiadas en un tiempo razonablemente breve, porque constituye un enfoque que, por una parte, es amplio y múltiple: es decir, emplea varios métodos cognoscitivos, emotivos y conductuales en forma integrante, y por otra, una terapia filosófica y teórica, que pone de manifiesto las ideas esenciales creadoras de trastornos, que parecen ser la base de sus actos contraproducentes, y esto muestra claramente a esas personas cómo fijar la atención en sus filosofías negativas y cómo proceder a desarraigarlas. Es una terapia realista, que a nada compromete, así como directiva- activa. (s/p). 



  En otras palabras, el orientado en primer lugar debe aceptar el estado en el que se encuentra para de allí partir y generar cambios, no de manera superficial, sino transformaciones filosóficas profundas que se evidencian en todos los aspectos de la vida, logrando al mismo tiempo propósitos que creían imposibles de alcanzar, aprendiendo técnicas cognitivas, emotivas y conductuales que puedan manejar en su experiencia diaria de vida.

Seguidamente, según Kazdin (1998):



     La Terapia Racional Emotiva se apoya en lo que los individuos se dicen a si mismos, ya que la estructura y contenido de estas afirmaciones pueden examinarse y desafiarse en el contexto de las sesiones de tratamiento, sin embargo, puede llevarse a cabo en la vida diaria. (p. 306). 



     Aquí se desean minimizar los disturbios emocionales y la conducta autoderrotista del orientado, adquiriendo una visión de vida más realista, así como reducir la tendencia de culparse a si mismo y a otros por lo que no sale como se espera y aprenda métodos para manejar las dificultades futuras. La Terapia Racional Emotiva es efectiva en casos de ansiedad, fobias, ataques de pánico, agorafobia, claustrofobia, depresión, ataques de ira, vergüenza al hablar en público, dificultad para relacionarse, descontrol emocional y en trastornos de la personalidad. Por lo tanto, el rol del orientador consiste en educar al consultante con las destrezas e identificar y disputar efectivamente las creencias irracionales, para enseñarle a cambiarlas por otras más funcionales.

     En consonancia con lo expresado, La Terapia Racional Emotiva Conductual es un proceso activo, en el cual se presentan Técnicas Cognitivas como la Disputa Lógica, que ayuda a debilitar las creencias irracionales; la Disputa Empírica que provee evidencia al orientado sobre su pensamiento incongruente; la Disputa Funcional que lleva a la persona a reconocer que no es operativo su pensamiento; la Disputa Racional que intenta reestructurar o modificar las opiniones maladaptativas para reemplazarlas por otras más lógicas; y la Precisión Semántica, eliminando el uso de frases como “no puedo, no tengo, no debo”. Del mismo modo, está la Técnica de Imaginación Racional Emotiva, que estimula al orientado a practicar pensamientos y actuar de la forma que le gustaría comportarse en la vida real.

     Con respecto a las Distorsiones Cognitivas, se definen como formas identificadas de errores en el procesamiento de información y que desempeñan un papel predominante en la psicopatología al producir la perturbación emocional. Estas percepciones empobrecedoras que realiza el paciente acerca de si mismo, del mundo y del futuro, lo llevan a desarrollar fobias, depresión, problemas de autoestima, obesidad, entre otras. También, las Distorsiones Cognitivas comúnmente causan las emociones o conductas disfuncionales caracterizadas por causar sufrimiento innecesario o desproporcionado con respecto a la situación, implicar comportamientos auto-saboteadores (contrarios a los propios intereses u objetivos), dificultar o impedir la realización de las conductas necesarias para lograr las metas y la asociación a demandas absolutistas.

     Varios autores como Beck, Navas y Ruiz han enumerado diferentes tipos de distorsiones cognitivas, tales como:

-          Pensamiento Todo o Nada: Interpreta los eventos y personas en términos absolutos, evidenciando el uso de palabras como “siempre”, “nunca”, “todos”, cuando su empleo no está justificado por los acontecimientos propiamente. Ejemplo: “¡Soy un fracaso total y completamente indeseable!”.

-          Sobregeneralización: Son juicios abarcadores, extremistas o predicciones basadas en un solo incidente. Ejemplo: “¡Me va mal con las mujeres!”.

-          Filtro Mental o Abstracción Selectiva: Consiste en focalizar un detalle del contexto (por lo general un aspecto negativo y se exagera), excluyendo la situación total. Conocida también como Descalificación de lo Positivo. Ejemplo: “¡Fallé hoy y ahora no podré realizarlo nunca!”.

-          Saltar a conclusiones: Asumir algo negativo cuando no hay apoyo empírico para ello, como suponer las intenciones de otros o predecir el resultado de eventos antes de que sucedan. Ejemplo: “Desde el momento en que los demás me han visto, como no debí hacerlo, ya me ven como un estúpido incompetente”.

-          Magnificación y Minimización: Subestimar y sobreestimar la manera de ser de eventos o personas. Se minimizan los aciertos y se maximizan los errores. Ejemplo: “Mis aciertos son pura casualidad y no son importantes”.  “Mis errores son un total desastre”.

-          Razonamiento Emocional: Consiste en asumir que nuestras emociones, sobre todo las negativas, reflejan la forma en que somos realmente. Tomamos los sentimientos como hechos o verdad. Ejemplo: “¡Me siento un total incompetente y mi sentimiento prueba lo que soy!”.

-          Los Deberías: Concentrarse en lo que uno piensa que debería ser en lugar de ver las cosas como son, y tener reglas rígidas que se piensa que deberían aplicarse sin importar el contexto situacional. Ejemplo: “¡No debo ser tan agradable  a los demás, debo demostrar distancia!”.

-          Etiquetado: Consiste en definir de modo simplista y rígido a los demás o a si mismo, a partir de un detalle aislado o por un aspecto parcial de su comportamiento. Ejemplo: “Soy un tonto”.

-          Personalización: Conocida como falsa atribución, consiste en asumir que uno mismo u otros han causado cosas directamente, cuando muy posiblemente no haya sido el caso en realidad. Cuando se aplica a si mismo puede producir ansiedad y culpa, y aplicado a otros produce enojo exacerbado y ansiedad de persecución. Ejemplo: “Se que se están riendo de mi”.

-          Culpabilidad: Es la actitud de empeñarse en buscar culpables cuando las cosas no van como estaba previsto. Ejemplo: “¡Si no lo hubiese conocido, no me estaría ocurriendo esto!”.   

     La idea  principal de las Distorsiones Cognitivas son los “debos”, “tengo que”, “no debo”, entre otros, semejando obligaciones absolutas que dan lugar a los “tremendismos” (algo más peor que malo), los “no puedo soportar” (algo insufrible) y la “condena” (hacia si mismo o los demás por el comportamiento), que ocasionan sentimientos extremos de ansiedad, ira, depresión o culpa. Naturalmente, todos estos ejemplos no se pueden extrapolar al juicio sobre el pensamiento de un individuo sin conocer su situación real y su personalidad.

     En consecuencia, la labor del orientador es demostrar al consultante que su percepción del mundo en un determinado momento, es sólo una de las posibles formas de percibir la situación y ciertamente, no la más enriquecedora. Luego, se ayudará al orientado a desarrollar pensamientos alternativos y formas de plantearse frente al hecho que le resulta problemático o frustrante en su vida. Igualmente, se enseñará al paciente a cuestionar estos modelos de mundo para que así descubra soluciones acertadas, percatándose de que no es que no existan opciones adecuadas, sino que él no las había visto.  

     Para finalizar, es fundamental resaltar el papel que juega el Área de Conducta I en la formación de los orientadores, puesto que  estudia técnicas idóneas para el diagnóstico y tratamiento de determinadas problemáticas que presenten los individuos que requieren de ayuda. De allí, el desarrollo del Modelo Cognitivo Conductual que propone la modificación de las estructuras de pensamiento de las personas, para así cambiar sus respuestas ante diversas situaciones. Del mismo modo, se presenta la Terapia Racional Emotiva Conductual (TREC) como base de las operaciones del diagnóstico conductual, empleando métodos cognoscitivos, emotivos y conductuales para superar sentimientos y conductas inapropiadas, reflejadas en Distorsiones Cognitivas del ser humano, que son errores en el procesamiento de información y se trabaja en base a ellas para desadaptarlas de la visión del mundo de las personas. En síntesis, estas técnicas forman parte de otras más, dentro de  las cuales el terapeuta, orientador o educador, moldeará la que sea pertinente al caso presentado, par lograr así soluciones que conlleven a un manejo adecuado de las emociones, sentimientos y conductas y por lo tanto, de la vida de los individuos.                     

REFERENCIAS

-          BECK, A. (1992). Terapia Cognitiva de la Depresión. Editorial Española. (Libro en Línea).Disponible: http://w.w.w.cpaaronbeck.com// [Consulta: 2009, junio, 28]

-          CAMERINI, O. (2004). Introducción a la Terapia Cognitiva. Centro de Formación de Postgrado. Buenos Aires. C.A.T.R.E.C. (Libro en Línea).Disponible: http://w.w.w.yogakai.com// [Consulta: 2009, junio, 28]

-          ELLIS, A. (1980).Terapia Racional Emotiva. Editorial Paidos. México.

-          KAZDIN, A. (1998). Modificación de la Conducta y sus Aplicaciones Prácticas. Universidad de Yale. Editorial Manual Moderno. 3era Edición.

-          MOLES, J. (2004). Psicología Conductual. Grafo Aragua. 2da Edición.

-          RUIZ, J. (2007). La Terapia Cognitiva de Beck. Manual de Psicoterapia Cognitiva. Disponible: http://w.w.w.psicologia-online.com// [Consulta: 2009, junio, 28]

Autores:
Cascio, Francisco

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